Los famosos empiezan a filtrar comentarios violentos en las redes
Comparto nota en la que participé para el diario Perfil.
Cada vez más celebridades de Argentina y el mundo publican sobre sus vidas, pero prohíben las opiniones. Plataformas como Instagram ya permiten a los usuarios bloquear palabras ofensivas o inapropiadas.
Fuente: Diario Perfil
El lunes, el director y actor Sebastián De Caro compartió en sus redes sociales un aviso sobre un curso de Star Wars. Y lo que siguió fue una catarata de insultos y agresiones que, según él mismo explica, fue escalando sin sentido aparente: “Por alguna razón se viralizó y empezó a generar una serie de chistes que después se convirtieron en agresiones, sobre todo en Twitter. Me quedé perplejo. Me decían ‘seguro que esto te sirve’ y no, era un curso para veinte personas, nada masivo, para el que no necesito ningún escándalo. Lo más triste es que gente grande, con hijos, crea que es válido como dialéctica insultar gente, escondido detrás de una red social”, dice.
Lo que le pasó a De Caro no es un hecho aislado: la violencia creciente en los comentarios hizo que cada vez más famosos decidieran aplicar los filtros que las redes incorporaron entre sus opciones para, simplemente, cortar el hilo y convertir la comunicación en unidireccional. Es el caso de heavy users de redes como Candelaria Tinelli, Eugenia “China” Suárez y Wanda Nara, que luego se arrepintió y volvió a habilitarlos. El caso más extremo es el de Victoria Vannucci, que hará un juicio a las empresas (ver aparte).
A raíz de la violencia en las redes, Facebook permite denunciar contenidos agraviantes; Twitter, bloquear usuarios, e Instagram, una de las redes que más crecen, habilitó en septiembre un filtro personalizado por palabras claves y, en las próximas semanas, brindará la posibilidad de desactivar por completo los comentarios en publicaciones individuales, eliminar seguidores en cuentas privadas y la posibilidad de dar “me gusta” a comentarios. Es decir, uno podrá seguir mostrando lo que desee, pero sin recibir reacciones de quienes lo siguen.
“‘Dale a un hombre una máscara y dirá la verdad’, dijo Oscar Wilde. Y las características de la comunicación cibernética lo refrendan: permiten esconderse tras el anonimato de un comentario, pero también mostrarse con más libertad”, explica Diana Sahovaler de Litvinoff, psicoanalista y autora del libro El sujeto escondido en la realidad virtual. Para Bruno Bonafine, director de Influencia Digital y consultor en marketing digital, “todo lo bueno que tenían las redes sociales para los famosos –el contacto directo con los fans, sin los medios como intermediarios– se les volvió en contra. La gente descarga todo su odio sin filtros en las redes, y los famosos son los más expuestos. Si está flaca, porque está muy flaca; si está gorda, porque está gorda. La gente opina y ‘bardea’. Se potencian entre ellos y se genera una cadena de agresiones incontrolables e inmanejables”.
Barreras. “Yo me banco cualquier cosa, pero cuando empiezan a meterse con mi vida, con mi hija, ahí es como ‘no me comenta nadie y se van todos a la m…’”, dijo en una entrevista Eugenia Suárez, que postea en Instagram escenas de su vida privada con su pareja, con su hija, cuando se levanta; pero inhabilitó los comentarios. “Esa es la gran contradicción: cualquiera, sea famoso o no, teme recibir un mensaje que vulnere la autoestima o que atente contra la imagen que quiere proyectar. Es un ‘me muestro, pero no me banco lo que me digan’”, dice Litvinoff.
A la ilustradora Lía Copello (La Cope), menos popular que Suárez, también la hartaron: subió a Facebook un dibujo sobre cómo prefiere tomar cerveza en la vereda y le desearon hasta que la violaran. “Trabajo con chistes para aceptarse a una misma, para quererse, reírse y criticarse. Somos muchas a las que no nos importa la opinión de los medios y los discursos misóginos sobre nosotras”, explicó, pero fue trending topic en Twitter por los insultos que recibió. “En Twitter es donde más se ven los comentarios agresivos. También influye el tema de los trolls, usuarios falsos a través de los que se publica cualquier cosa. Está cada vez peor. No hay algo que lo pare. Aunque con estos filtros, como el de Instagram, se reduce el ida y vuelta”, concluye Bonafine.