De empleados a emprendedores: cuando las multis hacen escuela
Comparto nota en la cual tuve el honor de participar junto a grandes referentes del mercado.
Dieron el gran salto al negocio propio tras capitalizar los aprendizajes obtenidos en su paso por la vida corporativa,Dos primos crearon una firma que elabora levaduras líquidas, un insumo clave para distinguir el sabor y calidad de la bebida.
“Clarisa Herrera” para diario LA NACIÓN.
Desde muy pequeña, Sally Buberman escuchaba de su padre: “Vas a ir al colegio, luego a la universidad, vas a trabajar en una empresa pequeña y más tarde en una multinacional, y en algún momento vas a necesitar dejar de ser cola de elefante para convertirte en cabeza de ratón”. “Crecí con esa idea. Quería aprender a moverme además de entender la lógica de las grandes compañías”, explica la CEO desde hace ocho años de Wormhole IT, una exitosa plataforma tecnológica de Live Learning. El recorrido de Buberman incluye un año por Pluspetrol y otro en Peugeot-Citroën. “Lo más valioso que aprendí es a trabajar con procesos, tableros de control, métricas y dependencias de varias áreas. Si no hubiésemos aplicado muchos de los conocimientos adquiridos en el mundo corporativo sería casi imposible haber tenido un crecimiento”, explica.
La realidad es que el ADN emprendedor se manifiesta de distintas maneras. En algunos casos, el paso por la multinacional es una “escuela” de aprendizajes para luego lanzarse con lo propio.
Para Mariano Mayer, actual secretario de Emprendedores y Pymes, es un momento donde la vida corporativa no goza de demasiada popularidad. “A los millennials no les interesa trabajar en organizaciones donde no puedan hacerlo de forma creativa o flexible o con un propósito claro. Los que sí deciden tener una experiencia corporativa previa buscan adquirir conocimiento de la industria con el fin de detectar oportunidades, hacer contactos e incorporar herramientas que les permitan el día de mañana gestionar sus proyectos”.
“Siempre supe que iba a emprender, pero también siempre vi necesaria una experiencia corporativa y mi camino lo fui armando en función a esto. Me moví en varias empresas buscando aprender todo lo necesario para el día que tuviera la mía. Siempre combiné con e-commerce porque sabía que el día que tuviera una empresa iba a estar relacionada con lo tecnológico”, explica Cecilia Membrado, que acusa pasos por Nike, Falabella, Rapsodia, MercadoLibre y hoy lidera RenovaTuVestidor.com.
Sergio Postigo, director del Centro de Emprendedores de la Universidad de San Andrés, señala que el paso por la corporación es una manera de conocer distintos tipos de liderazgos. “Les permite elegir qué tipo de liderazgo ejercer en su propia organización y comprender el trabajo en equipo.”
Membrado destaca en este sentido lo valioso de sus aprendizajes: “Logré tener una idea de lo que sí me gustaría para mi empresa y de las cosas que no querría replicar nunca. Desde procesos, manejar equipos, qué clase de jefe ser, cómo motivar a la gente, qué valores son los importantes hasta cómo trabajar por objetivos o el ambiente de trabajo buscado”. Los especialistas señalan que en otros casos, el disparador para emprender puede ser múltiple. “La falta de motivación y desafíos en la empresa, deficiencias en los planes de carrera, no encontrar mecanismos adecuados para canalizar su capacidad emprendedora, no están completamente alineados los objetivos organizacionales con los personales”, enumera Andrés Pallaro, vicerrector de Innovación de la Universidad Siglo 21, en el momento de explicar por qué muchos se animan a dar el paso y dejar las grandes organizaciones.
En el caso de Hernán Schuster, una situación particular fue la que disparó el desenlace. Salió a mediados de 2014 de Nestlé, luego de doce años en los cuales trabajó cuatro en la Argentina y ocho fuera del país. Previamente había estado en tres de las cuatro de las llamadas “Big Four” de la consultoría internacional. Volvió a la Argentina a mediados de 2013 para hacerse cargo de la división de cereales para el desayuno. El negocio, 100% importado, no despegó. “Me propusieron volver a expatriarme y a menos de un año de haber vuelto al país con tres hijos a cuestas, arreglé mi salida y me di cuenta de que el ciclo de las multis había llegado a su fin”, cuenta. Creó entonces Spiquers, compañía que conecta organizaciones con más de 100 speakers y conferencistas.
Pallaro explica que en terreno de aprendizajes corporativos, procesos, indicadores y gestión financiera están entre los más valiosos. “Son tópicos comunes a las organizaciones grandes y es muy sano que puedan llevarse a los emprendimientos, por naturaleza más ágiles y desestructurados”.
“La vida corporativa te da muchísima estructura, lo que suele faltar en los emprendimientos -agrega Schuster-. Viví todo tipo de ciclos de planificación y ese ejercicio te da mucha práctica. Mi paso por marketing e investigación de mercado me dio un marco para entender a los consumidores y la importancia de ejecutar. Rescato además todas las prácticas de recursos humanos que aprendí, pero una de las cosas más valiosas es entender el funcionamiento de las diferentes áreas.”
Si bien inciden muchos factores, los expertos coinciden en que para que el paso por la corporación rinda frutos es necesario cierto tiempo. “Depende mucho de la organización y de la personalidad del emprendedor, pero el tiempo promedio ronda los tres a cinco años”, destaca Postigo.
Para Membrado, entre tres y cuatro años es un tiempo propicio. “Veo importante que en esos años haya una visión de varias áreas o funciones dentro de la empresa. También sirve entablar relaciones con el mundo corporativo que luego te pueden ayudar en tu mundo emprendedor.” “En marketing, por ejemplo, no recomiendo estar menos de tres años -acota Schuster-. El hecho de poder ver un proyecto desde su conceptualización hasta el lanzamiento y el análisis post es muy enriquecedor.”
Lorena Suárez, Country Manager de Wayra Argentina, hace un aporte desde su experiencia: “Los emprendedores que dejan su carrera corporativa para empezar su negocio identifican que hay problemas que no son resueltos por las soluciones actuales y que tienen algo diferente que permitiría resolverlos mejor”.
Es así que el paso Telefónica, Newlink Group y Ogilvy & Mather moldearon los más de siete años de vida corporativa de Bruno Bonafine, quien luego fundó Influencia Digital, una consultora de estrategia y analítica social. “No fue una típica carrera corporativa escalando posiciones. En pocos años pasé por tres corporaciones, tuve la posibilidad de crecer y de elegir, de vivir experiencias y aprender mucho.” La corporación le dio la posibilidad de relacionarse con pares y clientes de otros países. “Ganás experiencia, lográs posicionarte y evaluar la calidad de tu trabajo a nivel internacional”, dice.
Desde el fondo Cygnus VC subrayan que la decisión es personal. “Hay que hacerlo cuando uno esté convencido que está preparado para dar ese ‘salto al vacío’ que implica dejar la seguridad que da la estabilidad corporativa”, indica Diego González Bravo, manager de la firma.
Bonafine coincide que el paso por la corporación es variable y se relaciona con el tiempo que te lleve darte cuenta que podés: “Aun sin un branding que te sostenga detrás, y aun sin pensar que ese flujo constante y seguro de ingresos vas a tener que lograrlo vos”.
En definitiva, según Mayer, este “clic” en la cabeza del profesional es generacional: “Aunque depende de otros factores, a la Generación X esto suele ocurrirle cuando se aproximan a los 40 años y se preguntan qué es lo que harán por los próximos años. En el caso de la Generación Y suele ocurrir a pocos años de comenzada su vida corporativa, entre los 25 y los 30 años”.
Fuente: LA NACIÓN
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